Montes de Navarra Leire abril 2011

jueves, 21 de julio de 2011

El pino carrasco, un árbol valenciano


Publicado en Levante EMV el 27 de marzo de 1997

Recientemente se ha publicado por el Ministerio de Medio Ambiente el libro denominado Las regiones de procedencia de Pinus halepensis Mill. (pino carrasco) en España, una obra que nos va a permitir a los profesionales del sector e interesados en la naturaleza conocer mejor esta especie arbórea típica del Mediterráneo, justificando el porqué de su utilización en las labores de repoblación. Esta monografía forma parte de una serie dedicada a especies como el alcornoque, la encina, los pinos silvestre y negral.
                Hacía falta un libro como éste para recordar con rigor que le pino carrasco es una especie autóctona mediterránea, cuyas formaciones caracterizan el paisaje de numerosas comarcas. La conjunción del mar y los pinos son una constante a lo largo de las costas mediterráneas y la existencia de esos pinares ha llamado la atención al ser humano desde la antigüedad. Los primeros navegantes no pasaron por alto este hecho, sirviéndoles de referencia para nombrar diversos accidentes geográficos: Pytyoússai islas de los pinos para Ibiza y Formentera; el cabo Pytiusa en Almería. Esta visión del pinar litoral ligado a las arenas de las playas fue la razón del nombre de Pinedo. Además existen nombres de municipios de la Comunidad Valenciana con la misma raíz como Pinet, Pinoso, Alfaz de Pi.
Es una pena que esta especie haya sido relegada la olvido e incluso al desprecio. Se le ha culpado de acidificar y empobrecer suelos, de plagas como la molesta procesionaria, la desertificación y además, se ha llegado a negar su carácter natural o permanente, atribuyendo su origen a repoblaciones forestales recientes. Para recordar que el pino carrasco es un autóctono en el capítulo 3 del libro se hace un repaso a las evidencias proporcionadas por la paleobotánica (análisis polínicos y antrocológicos), los datos existentes de los períodos Tardiglaciar y Holoceno, la Antigüedad, la Edad Media, la influencia de la construcción naval, la Edad Moderna y la Edad Contemporánea.
Las repoblaciones con pino carrasco han sido y son muy criticadas por algunos sectores científicos y sociales. Los bosques de pino carrasco han sido clasificados como matorrales de arbolados carentes de significado forestal. Las adaptaciones al incendio que posee esta especie, al igual que otras plantas del Mediterráneo, han sido trivializadas e incluso se le ha acusado de los incendios forestales que soporta.
                La capacidad de crecimiento de crecimiento de esta especie en suelos pobres y desnudos, así como su resistencia a condiciones de escasa disponibilidad hídrica y de contrastes térmicos, la convierten en una especie muy adecuada para ser utilizada como colonizadora y generadora de una cubierta arbórea en regiones secas y con problemas de erosión.
                Alrededor del pino carrasco aparecen numerosas especies vegetales de matorral y herbáceas como el lentisco, la zarzaparrilla, el madroño, el romero, labiérnago, lastón y el gamón y a su sombra, si el suelo y el régimen de lluvias lo permite, se puede desarrollar mejor las encinas o carrascas, dado que esta última especie es de semi-sombra, en nuestro entorno durante sus primeras edades.
                De acuerdo con el último inventario forestal del millón doscientas mil hectáreas forestales que existen en la Comunidad Valenciana, el pino carrasco cubre alrededor de 250.000 hectáreas, lo que supone un 23%. Se han clasificado en distintas regiones de procedencia como la del Maestrazgo-Los Serranos, que incluye las masas no litorales de Castellón, las riberas del Turia y el Cabriel, sierra Negrete. Otra región es el Levante interior con Sierra Martés; Malacara, Dos Aguas, Serra Grossa, Maugmó y Aitana, entre otras. Por último, la región del Litoral levantino comprende zonas como Altea Cabo de la Nao, Alzira, Xátiva, la Albufera y el desierto de las Palmas.
                Su papel colonizador de suelos desnudos ha sido mal interpretado por numerosos autores, quienes han pensado que los suelos degradados en los que puede vivir son una consecuencia posterior y no anterior a su instalación. En el libro se presenta una revisión de la ecología de la especie que pretende ayudar a entender  su papel en los ecosistemas ibéricos. Los autores demuestran que el pino carrasco ha sido una víctima más de la deforestación del Mediterráneo.
                Hay que intentar a la hora de recuperar zonas forestales en la Comunidad Valenciana, la utilización de las más variadas como la encina, sabina, lentisco, coscoja, fresno de flor, almez, enebro y otras que con el pino carrasco contribuyan a superar el reto que tenernos los valencianos de restaurar los bosques para dejárselos a las futuras generaciones. Para ello, se disponen los avances de los últimos años en los sistemas de recolección y conservación de las más variadas semillas, mejora genética y cultivo en vivero, así como los trabajos en marcha de Investigación y Desarrollo en la materia.
                Por último se recuerda al poeta mallorquín M. Costa i Llovera, quién en un
poema de 1875, decía de este pino:
                “Mon cor estima un arbrel Més vell que l’olivera, / més poderós que le roure, més verd que el taronger, / conserva de ses fulles l’eterna primavera / y lluita amb les ventades que atupen la ribera, que cruixen lo terrer.”